Víctor García Pillo | @VictorG_Pillo
Partido difícil para el Barça, no solo por las dificultades estrictamente deportivas que suele plantear una visita a Montpellier, sino también por las dudas y la mochila que pudiera haberle generado el empate en Artaleku.
Aunque analizándolo desde otro punto de vista, la 1ª jornada de Champions se presentaba como una fantástica oportunidad de poner las cosas en su sitio y resarcirse del traspiés en Irún. En esta tesitura, nadie dudaba que el Barça saldría con un plus extra en el nivel de mentalización y motivación.
Ambos equipos plantearon similar sistema defensivo 6:0 con 1 cambio defensa-ataque, pero mucho más efectiva la del Barça que realmente dio una autentica masterclass defensiva durante los primeros 30 minutos, dejando en 11 goles al ataque galo.
Ambas porterías fueron protagonistas en los inicios de partido, sobre todo la francesa, Desbonnet se plantaba en el minuto 12 con un 3/8 para un 38% . La buena noticia para el Barça es que ya no tocaría más bolas en los 18’ restantes para el descanso. Por su parte, Nielsen tuvo un inicio más titubeante pero poco a poco fue metiéndose en el partido para acabar siendo decisivo con 7/18 y un fantástico 39% en los primeros 30 minutos.
Si Nielsen fue el auténtico artífice del éxito defensivo, la eficacia del ataque catalán llevó el nombre de Dika Mem. Un auténtico “martillo pilón” indescifrable para la defensa gabacha firmando un estratosférico 7 de 8 al descanso.
El segundo tiempo apenas tuvo historia, fue un auténtico festival blaugrana que literalmente sacó de la pista a su rival. Nielsen siguió la línea del primer tiempo y el ataque jugaba con fluidez y resolución frente a la defensa 5:1 mixta sobre Dika Mem que diseñó Canayer.
Las diferencias en el marcador provocaron un auténtico carrusel de cambios que, en mi opinión, acertadamente decidió Ortega dándole muchos minutos de calidad a los canteranos Ian Barrufet, Peter Cikusa y Filip Saric.
En definitiva, una victoria que sirve de bálsamo a la herida provocada por Bidasoa, insuflando una gran dosis de confianza que vuelve las cosas a su sitio.