Víctor García ‘Pillo’ | @VictorG_Pillo
La mejoría apreciada en el partido con Alemania tuvo su confirmación en el decisivo partido de ayer.
Los hispanos entraron en el partido con la concentración e intensidad que la ocasión merecía y, a pesar de los ya habituales altibajos y desconexiones, por momentos transmitieron una imagen de solvencia y superioridad solo empañada por esos minutos (cada vez menos) de descontrol que permitieron a los croatas mantenerse en el partido.
Veníamos “escocidos” de la dolorosa derrota en el Europeo de Alemania que influyó decisivamente en la prematura eliminación de España en la fase de grupos.
De ahí que el inicio del partido fueron los mejores minutos del campeonato. En un visto y no visto nos plantamos 8-4 en el 10’ que obligó a Sigurdsson a solicitar su primer tiempo muerto. Y realmente le sacó provecho ya que, en la primera desconexión hispana, un 0-4 de parcial en poco más de 3’ volvió a poner tablas en el marcador.
A partir de ese momento el dominio de los Hispanos fue absoluto. Un claro e incontestable 20-15 al descanso reflejaba la superioridad.
Croacia se plantó en su ya habitual 6:0, quizás, el sistema defensivo que peor le viene a nuestro ataque: kilos y centímetros, compacto en zona central, contundente, con poca profundidad y muchas ayudas.
Pero en esta ocasión, durante los 10’ iniciales, España supo leer esa puesta en escena defensiva y atacó con fluidez, mucha continuidad y buena conexión con pivote.
De inicio Jordi planteó una defensa 6:0, la más utilizado por el equipo, con dos cambios defensa-ataque: Maqueda y Sánchez M. entraban por Tarrafeta y Alex Dujshebaev.
Sin grandes momentos defensivos (sigue faltando un poco más de contundencia en la zona central) con la fantástica aportación de P. de Vargas (nuevamente números espectaculares 9/21 en 20’ y 38% al descanso) conseguimos que el ataque croata no estuviera cómodo y cometiera errores que sirvieron para conseguir goles de contraataque.
Varios ataques en los que se reiteraron los errores que tanto nos lastraron en partidos anteriores: poco elaborados, mala selección de lanzamientos que se estrellaron contra la gigantesca zona central defensiva croata; les permitió jugar contraataque, prácticamente el único recurso ofensivo que mostraban los croatas en esta primera mitad.
Un tiempo muerto de Jordi Ribera puso fin a esta situación y a partir del minuto 15 el juego de España fue de alto nivel. El 20-15 al descanso reflejaba la superioridad hispana.
En el reinicio ambos equipos siguieron con los mismos planteamientos tácticos. Pero los croatas que salieron con un punto más de intensidad y aprovecharon 7 minutos erráticos del ataque hispano que encumbraron a un sensacional Kuzmanovic (finalizó con 15 paradas de 43 lanzamientos 35%) y con un parcial de 0-3 se metieron de nuevo en el partido.
Nuestro primer gol se produjo en el minuto 37.
A partir de ese momento el partido enloqueció y se jugó a ritmo frenético con múltiples errores por ambas partes.
En ataque posicional, durante buena parte de este segundo tiempo ambos equipos jugaron con 2 zurdos en la primera línea, con mejores prestaciones de los balcánicos. La dupla Klarica (sensacional 7/7) Martinovic (un más discreto 6/11) fue una pesadilla para nuestra defensa 6:0 todavía más vulnerable fue perforada una y otra vez por un inspirado Klarica.
Aunque siempre con ventaja en el marcador España no fue capaz de cerrar el partido hasta llegar al último minuto en el que 2 fallos de lanzamiento, uno de ellos totalmente innecesario y otro con buen juego de ataque que finalmente se fue al poste: nos pusieron el alma en vilo. A falta de 4” un rápido contragol (el mejor equipo del campeonato en esta faceta del juego) que culminó Aleix Gómez nos metió en cuartos.
En definitiva, que hemos ido de menos a más mejorando el juego a medida que avanzaba el campeonato. Creo que se consiguió el objetivo mínimo exigible, aunque con un juego excesivamente irregular en ataque y manifiestamente mejorable en defensa.
A partir de ahora entramos en fase del KO en la que no hay margen de error.