En los últimos años la región del mundo que más ha progresado ha sido sin ninguna duda Sudamérica. Especialmente gracias a Argentina y Brasil. Su presencia en los Mundiales ha pasado de ser meramente testimonial a tener mucho que decir en el transcurso del torneo.

Hasta hace menos de una década era impensable que Argentina o Brasil plantase cara a selecciones que fueran candidatas a subirse al podio del torneo. Los días en los que éstas selecciones estaban en partido ante las grandes potencias mundiales era más bien debido a relajación o a un mal día del grande. Pero esto ha cambiado drásticamente en los últimos años.

Hoy en día jugar contra Argentina o Brasil requiere una autoexigencia importante para cualquier selección. Ya son varias las selecciones que se han visto en aprietos ante ellas y tanto una como otra amenazan con seguir creciendo en este Mundial de Francia. Su presencia en los octavos de final, que antes era un sueño prácticamente inalcanzable, se ha convertido en un paso obligado hacia el mejor resultado de sus historias.

Primero vamos a hablar de Brasil, que está encuadrada en el grupo A junto a Francia, Polonia, Rusia, Egipto y Japón. Evidentemente por plantilla la selección sudamericana aun está muy lejos de Francia, candidata número uno a llevarse el oro en este torneo. Pero esto no quiere decir que ‘Les Experts‘ no tengan que exigirse su mejor nivel para doblegar a Brasil. De hecho, así ocurrió en los Juegos Olímpicos, dónde ambas selecciones cruzaron sus caminos en cuartos de final.

Brasil, que dio un salto de calidad extraordinario de la mano de Jordi Ribera, no deja de sacar jóvenes talentos que hablan claramente del acertado trabajo que están haciendo. Son muchos los jugadores que cada año viajan a Europa para ser importantes en sus equipos, lo que provoca que a cada año que pasa su selección esté más preparada para dar pasos adelante. Ahora, con Washington Nunes, intentará mejorar los resultados conseguidos en España 2013 y Qatar 2015, torneos donde sus sueños se detuvieron en octavos de final.

En ambos torneos, Brasil hizo gala de su meteórica progresión y puso contra las cuerdas a selecciones históricas. Sin ir más lejos, tanto en España como en Qatar cayó eliminado por la mínima. En 2013, ante Rusia y en 2015, ante Croacia.

Si echamos la vista al pasado uno se da todavía más cuenta del crecimiento exponencial que está experimentando Brasil. Su debut mundialista llegó en 1958, aunque no repitió hasta 37 años más tarde. Y su primera victoria en un Mundial no llegaría hasta Egipto 1999, es decir, en su cuarta participación. Ahora, sabedora de lo que es disputar unos octavos de final, Brasil se ha asentado en la élite y prueba de ello es que en los dos últimos campeonatos ha ganado más partidos que en sus ocho primeras participaciones.

En 2017, su objetivo, al igual que ocurre con Argentina, es dar un paso más y colarse entre las 8 mejores selecciones del planeta. Algo que ya logró en los pasados Juegos de Río de Janeiro, cita en la que fue quien de derrotar a Alemania (bronce) y a Polonia (cuarta).

Por su parte, Argentina también ha mostrado una progresión meteórica en los últimos años. Pasando de estar acostumbrada a quedarse fuera en la primera ronda y de perder prácticamente todos los partidos a poder plantar cara a selecciones como Dinamarca, con la que empató en Qatar; Suecia, a la que ganó en su Mundial, o Polonia, con la que perdió de 1 en el último Mundial.

Argentina, que se caracteriza por tener un gen guerrero único, es ya una amenaza para cualquier selección. Su capacidad competitiva está fuera de toda duda y sumada al talento que ha ido ganando en los últimos años le ha llevado a ser una selección ante la que cualquier rival se encuentra incómodo.

En este Mundial de Francia, la selección albiceleste, nuevamente liderada por la familia Simonet, se enfrentará a Qatar, Dinamarca, Suecia, Egipto y Bahrein, en lo que será un grupo durísimo. Hace unos años, no más de 10, diríamos que Argentina no tendría opciones en un grupo donde se tiene que ver las caras con la subcampeona del mundo, con la campeona olímpica, la campeona africana y una selección de la historia de Suecia. Pero hoy en día no es descabellado pensar en que Argentina pudiera alzarse con el segundo puesto de grupo.

Al igual que ocurre con Brasil, también en Argentina son muchos los jugadores que están en Europa. El proceso de emigración comenzó antes que en Brasil pero hoy en día no ha cesado, especialmente en la Liga ASOBAL, a la que cada año llegan varios jugadores argentinos.

Esta europeización de Argentina, que con Dady Gallardo en el banquillo ha elegido el sendero adecuado hacia la élite, ha conseguido sus mejores resultados históricos en los últimos años y ahora también quiere colarse entre los ocho mejores equipos del planeta.

Argentina, que había debutado en un Mundial en 1997, no ganó su primer partido hasta 2001 y en sus dos mejores torneos, Suecia 2011 y Qatar 2015, ganó más partidos que en las 5 primeras participaciones mundialistas. La posición 12ª que Argentina consiguió tanto en Suecia como en Qatar quiere ser superado en este Mundial de Francia donde el reto es atravesar la barrera de los octavos de final.

Por último, otra selección que sigue dando pasos hacia adelante, aunque lejos de las pretensiones de Argentina y Brasil, es Chile. La selección que hoy en día dirige el español Mateo Garralda aun no sabe lo que es ganar un partido en la fase de grupos de un Mundial y éste debe ser el objetivo principal de cara a este Mundial en el que abrirán el torneo en un grupo compuesto por Bielorrusia, Alemania, Croacia, Hungría y Arabia Saudí. Con la experiencia de los últimos torneos y la ‘incorporación’ de los hermanos Feuchtmann, que no estuvieron en Qatar, Chile debe aspirar a aguantar más en los partidos contra los grandes y a sumar su primera victoria en una fase de grupos.

La prueba de la progresión chilena la tenemos en el pasado Panamericano, donde acabó en segunda posición tras una final en la que perdió solo de 4 ante Brasil.

Edu Agulló | @Eduagullo