Víctor García ‘Pillo’ | @VictorG_Pillo
Había mucho en juego y no era un partido fácil para ninguno de los dos. Pero más difícil si cabe para el FC Barcelona, que jugaba como visitante en una pista complicada, de las más calientes de Europa y con la mochila cargada de las malas sensaciones que dejó la inapelable victoria húngara en el Palau.
Sin duda, el perdedor empezaría a sentir en el cogote el aliento de Magdeburgo que, como cada año, a medida que se acercan los momentos importantes de la temporada se va poniendo más y más fino.
Ambos equipos presentaban 2 cambios con respecto al partido de Barcelona. En Veszprém, Vailopau y Elderaa (jugador decisivo en la victoria húngara en Barcelona) salían de la convocatoria, dejando su puesto al egipcio Fathy Omar y a su 3º portero, Nagy Benedek. Por su parte, en el Barça, Jaime Gallego y Oriol Zarzuela entraban por Javi Rodríguez y Blaz Janc.
De inicio ambos entrenadores coincidieron en la utilización de 2 jugadores zurdos en el centro del ataque, Melvyn Richardson y Nedim Remili eran los encargados de la dirección del juego ofensivo de sus equipos.
Este protagonismo inicial que Ortega le dio a Richardson, en mi opinión, resultaría determinante en la victoria. Creo que el francés jugó el mejor partido de Champions desde su llegada a Barcelona; y no solo por los 5 goles conseguidos si no también por su calidad y acierto en la toma de decisiones que facilitó claras situaciones de gol. Fue el jugador del partido que más asistencias dio.
Otra decisión de Ortega, quizás un poco sorpresiva en este tipo de partidos, fue la utilización durante muchos minutos y con destacada actuación en ataque de Jonathan Carlsbogard. Habitualmente limitado a tareas defensivas ayer el sueco jugó muchos y minutos de ataque en rotaciones más largas con N’Guessan (inédito prácticamente en toda la 2ª parte) y Lángaro.
El tercer nombre propio del partido, a la postre elegido MVP, fue Gonzalo Pérez de Vargas. Entró en el minuto 20 de partido consiguiendo, en 40’ de juego, un total de 13/31 para un sensacional 41%. El análisis de la actuación de P. de Vargas debe ir más allá de los frialdad de los números, debe examinarse y valorarse en relación con la dificultad de alguna de sus paradas (contraataques y lanzamientos claros sin oposición desde los 6 metros) y teniendo en cuenta el momento y el resultado en el que se producían esas paradas. Actuación desequilibrante.
Y, por último, importante tambien la notable mejoría defensiva del Barça con relación al anterior partido. Su 6:0 defensivo de ayer fue mucho más compacto y contundente, planteado con el objetivo claro de cerrar las líneas de pase a los pivotes y asi evitar la “hemorragia” que Fábregas y Pechmalbec (14 goles entre los 2) habían ocasionado en el Palau.
Aunque de inicio ese objetivo no pudo conseguirse, ya que Fabregas siguió campando a sus anchas consiguiendo 3 goles en los 8 primeros minutos de partido. Pero poco a poco la defensa del Barça se fue haciendo cada vez más solidaria, aplicándose a fondo, con un poco menos de profundidad, pero si muchas y buenas ayudas, consiguió diluir la opción de que llegaran balones a los pivotes. Veszprém se vio obligado a jugar un ataque mucho más elaborado en el que Remili, Casado y Kosorotov asumieron protagonismo.
Partido igualado e intenso que, al margen de las cuestiones estrictamente deportivas ya expuestas, se llevó el Barca por su capacidad para jugar con madurez y consistencia el último cuarto de partido, sin dejarse intimidar por la enorme presión que se percibía en el 40×20. La calidad y eficacia en esos momentos finales decantaron una victoria que puede ser decisiva para el pase directo a cuartos.