Con su parte positiva y su parte negativa está claro que el balonmano ha cambiado. En mayor o menor medida la posibilidad de atacar con el portero-jugador sin necesidad de usar peto ha introducido una serie de novedades que han obligado a cambiar la mentalidad en ciertas acciones.
A medida que van pasando los partidos vemos cómo entrenadores, porteros y jugadores van adaptándose a la nueva reglamentación. Pero se siguen viendo acciones en las que la precipitación juega una mala pasada a jugadores y porteros que ven en la portería vacía un caramelo apetitoso sin caer en la cuenta de que puede estar envenenado.
Incluso en aquellos que estamos fuera de la pista debe cambiar nuestra mentalidad. Recuerdo cuando durante los Juegos Olímpicos muchos decían que utilizar el portero-jugador era un riesgo innecesario, pues perder el balón era regalar un gol dando igual desde donde se lanzase. Respecto a esto escribí tras la final olímpica (puedes leer el texto aquí) pues defendía que una vez te han robado el balón poca diferencia había entre tener la portería vacía o tenerla con portero. Pues bien, ahora, con este Mundial de Francia tenemos unos datos interesantes que confirman el hecho de que lanzar de portería a portería no es tan fácil, perder el balón sin portero no es regalar un gol.
Así como en el Mundial de Qatar, aún sin la norma vigente, solo 3 porteros se atrevieron a lanzar desde su portería (ninguno metió gol), en este Mundial de Francia ya hemos visto 45 lanzamientos de portería a portería. Es evidente que algo ha cambiado en este deporte.
Pues bien, de estos 45 lanzamientos solo 22 han acabado en gol. Es decir, la eficacia de los porteros con la portería vacía ronda el 50%. Hasta que se deje de caer en la precipitación no podemos hablar de regalar goles. De hecho podríamos hablar de regalar goles cuando se falla a puerta vacía, puesto que con calma y un pase más la eficacia aumenta exponencialmente. Especialmente grave es cuando un portero o un defensor se precipita a lanzar tan pronto recupera el balón en una superioridad, pues en caso de fallar has conseguido perder un ataque con un jugador más y permitir al rival tener un ataque más con el que ir gastando los segundos de la exclusión.
Otro dato que podemos consultar en este Mundial es la eficacia de lanzamiento en contraataque directo, la cual está situada en el 78% (sube hasta el 80% si filtramos solo a los ocho equipos que luchan por el título mientras que la de sus porteros baja a un 38%). Es decir, aunque uno esté jugando con portero perder un balón que genere un contraataque directo es gol en contra en la mayoría de las ocasiones. La probabilidad de recibir un gol de contraataque con portero es muy superior a la de recibir un gol de campo a campo con la portería vacía.
Con esta norma las alternativas tácticas se multiplican y por lo tanto el trabajo de un entrenador que quiere aprovecharlas es mucho mayor. Ahora un equipo debe tener preparadas muchas más situaciones, es decir, los equipos deben tener una mayor riqueza táctica. Se debe de tener previsto el ataque en igualdad con portero o sin él, en superioridad con o sin portero y en inferioridad con o sin portero. En defensa también aumentan las posibles situaciones, pues ahora te pueden atacar en igualdad o superioridad dejando o no la portería vacía. También es trabajo de los entrenadores hacerle ver a sus jugadores que una vez está la portería vacía no siempre lanzar es la mejor opción y menos sin un pase previo. Trabajo de los entrenadores es conseguir que sus porteros tengan un lanzamiento efectivo y que puedan ir al cambio con rapidez. También el hecho de calcular a partir de cuántas pérdidas de balón deja de ser rentable utilizar el portero-jugador, pues esta opción, si está mal entrenada y es mal utilizada, te puede quitar mucho más de lo que te aporta.
Porteros, jugadores, cuando vayáis a lanzar de campo a campo tomaos un segundo para pensar. Los números indican que muchas veces la finalización rápida no es la mejor decisión.
Texto | Edu Agulló
Foto | Sascha Klahn