Víctor García ‘Pillo’ | @VictorG_Pillo
La negatividad que dejó la derrota ante Croacia dotó de tintes dramáticos al partido con Austria. Un partido que, por otra parte, hubiera sido igualmente decisivo, aunque el marcador con los croatas hubiera sido otro.
Los devastadores efectos de esa primera derrota provocaron un notable cambio en la forma de afrontar el partido. La presión se depositaba casi en exclusiva en los hombros de los hispanos. Los austriacos, prácticamente con los deberes hechos (creo que conseguir 3 puntos en la fase de grupos lo hubieran firmado antes de iniciarse el campeonato) no tenían nada que perder y una motivación extra tanto por el punto conseguido ante Croacia como por el importante apremio con el que iba a comparecer España, mucho más apretada y exigida.
Estos intangibles pusieron a los de Pajovic con cierta ventaja en la parrilla de salida, que tuvo su reflejo en marcador ya que durante los primeros minutos fueron superiores llegando a alcanzar una renta de hasta 3 goles.
Austria tiene una notable primera unidad que se “chupa” prácticamente los 60’ del juego de ataque. Frimmel-Bilyk-Hutecek-Zivkovic y Weber eran dueños exclusivos del juego de ataque, junto al pivote Wagner que, este sí, tenía descanso en tareas defensivas dejando su puesto al otro pivote, Herburger
A pesar de esta circunstancias no renunciaron al juego rápido, incluido el contragol. Esta acumulación de minutos y escasez de rotaciones necesariamente debería notarse en los minutos finales de cada tiempo.
Sensu contrario Ribera anticipo sus rotaciones y antes del minuto 15 ya había dado entrada a Cañellas-Figueras y Álex Dujshebaev con Casado en el centro; sustituyendo a los iniciales Dani D.-Tarrafeta-Maqueda. Ordenando el cambio de sistema defensivo pasando a 5:1 con Álex Dujshebaev en el puesto de avanzado.
Este cambio cogió con el pie cambiado a los austriacos que, a pesar de que seguíamos flojitos en los contactos y en el 1×1, ya no estaban tan cómodos, les entraron dudas y empezaron a cometer errores. Las recuperaciones defensivas nos permitieron enjugar la desventaja de 3 goles.
Todo se vino al traste con la descalificación de Alex Dujshebaev, que trastocó los planes de Ribera, no solo por la notable perdida en el lado derecho de nuestro ataque, sino también porque nos quedamos sin el especialista defensivo en el avanzado de la defensa 5:1.
Los 2 goles en contra con los que nos fuimos al descanso fueron rápidamente enjugados por la mejor puesta en escena de la segunda parte. El tempo y la dinámica del partido habían cambiado sustancialmente y se decantaban del lado español.
En ese momento clave del partido Alex Pajovic tomó una decisión que a la postre resulto decisiva: vació portería y jugando 7×6 neutralizó la reacción hispana y su equipo recuperó el mando del partido, en el que emergió la inmensa figura del Mykola Bilyk que una y otra vez sacaba provecho de la escasa profundidad de la defensa hispana que provocaba el 7×6.
A partir de ese momento el partido se convirtió en un toma y daca con intercambio de goles, errores y aciertos repartidos por ambos bandos, acabando finalmente con el resultado más justo a tenor de los méritos de cada equipo.
En fin, una decepción que no debe llevarnos a sacar exageradas conclusiones más allá de una mala participación en un campeonato en el que, nunca me cansaré de repetir, la diferencia entre quedar tercero u octavo radica simplemente en una mala tarde o en un punto de suerte.
El pasado, y yo creo que el futuro de este grupo, hay que valorarlos con mucha mas amplitud de miras reconociendo en su justa medida el brillante trabajo de este entrenador. El Preolimpico de marzo es una buena oportunidad de volver a poner las cosas en su sitio.