Víctor García Pillo | @VictorG_Pillo
Estaba en juego el liderato del grupo, hasta ahora compartido por ambos equipos. Los 2 invictos con 6 puntos. Así se planteaba el FC Barcelona – GOG.
GOG es un equipo en permanente reconstrucción, un auténtico filón de jugadores que abastece año tras año la potente Bundesliga. Sus mejores jugadores de la temporada pasada, Simon Pytlick (lateral izquierdo que deslumbró en el pasado Mundial) junto al pivote Lukas Jorgensen pusieron rumbo a Flensburg, y el extremo izquierdo Jerry Tollbring hizo las maletas tomando dirección Berlín.
El siguiente será Emil Madsen que la próxima temporada jugará para Kiel.
En sentido contrario, desde Flensburg tomaron el camino de vuelta el lateral izquierdo Aaron Mensing y el pivote Anton Lindskog. También llegaron Linus Persson, procedente del Nantes, y Alexander Blonz, de Pick Szeged. Con ellos completan una potente plantilla que, en Champions, está demostrando de manera sobresaliente su gen competitivo.
Los daneses se presentaban en el Palau con 3 bajas importantes, Morten Olsen, autentico emblema y referente del equipo en todos las facetas del juego; y 2 de las novedades de la temporada: Anton Lindskog y Linus Persson. La baja de Olsen, faro del ataque danés, nos permitió ver a Frederik Emil Pedersen, MVP del pasado Mundial Juvenil.
El 36- 30 que GOG le endosó la pasada jornada al Veszprém era un aviso para navegantes que auguraba un partido a cara de perro en el Palau. De los 36 goles, 25 (70%) fueron conseguidos por su primera línea. Este dato deja meridianamente clara cual es la principal arma del ataque danés.
El protagonismo de su primera línea, junto a la fiabilidad y seguridad de su ataque (8 pérdidas de balón en el partido con Veszprém) a priori suponían una prueba de fuego de máxima exigencia al 6:0 defensivo de los catalanes.
Dos decisiones iniciales, en cierta medida sorpresivas, una por cada equipo, fueron determinantes en el devenir del partido:
- La primera de Ortega que, a pesar de las sensacionales y decisivas actuaciones de Emil Nielsen en las 3 jornadas anteriores de Champions, optó por darle el partido a Pérez de Vargas. El rendimiento de la portería no disminuyo lo más mínimo, el toledano se plantó con 9 de 20 (45%) al descanso.
- La segunda decisión no fue tan positiva. Mikkel Voigt decidió jugar de inicio 7×6 vaciando portería. El resultado de esa decisión fue manifiestamente mejorable. 14 minutos de descontrol y desacierto, junto a una fantástica defensa 6:0 permitieron al Barça hacer 5 goles a portería vacía, generando momentos de desconcierto generalizado en los daneses que los hizo presa fácil de una autentica apisonadora.
Con 10-4 en el marcador Voigt paró el partido y reubicó a su equipo en un dibujo más reconocible de su juego.
No cambió el panorama, el Barça, ya jugando a placer, y con la confianza que le daba el abultado marcador, solo tuvo que mantener el tipo para llegar al descanso con 20-11, dejando el partido prácticamente resuelto.
El segundo tiempo, al igual que en Montpellier, Magdeburgo y, en menor medida en Porto, casi fue un mero trámite, solo alterado por unos momentos de nefasto porcentaje de lanzamiento y ligero bajón en la contundencia defensiva del 6:0, lo cual permitió a la, ahora sí, acertada primera línea danesa martillear con éxito una y otra vez a Pérez de Vargas hasta llegar a apretar un poco el marcador. Un tiempo muerto de Ortega, el cambio defensivo a un 3:2:1 profundo “molestando” la capacidad de lanzamiento exterior nórdico y la recuperación del porcentaje de eficacia en lanzamiento, volvieron a poner las cosas en su sitio para llegar a un resultado final 38-30 que deja al Barça líder en solitario con pleno de victorias y unas sensaciones inmejorables.