«Nunca se rindan, nunca cedan, nunca, nunca, nunca, en nada grande o pequeño, nunca cedan salvo por las convicciones del honor y el buen sentido. Nunca cedan a la fuerza; nunca cedan al aparentemente abrumador poderío del enemigo» (Winston Churchill, 1941)
Tras cuatro finales perdidas, a la quinta, por fin llegó el oro que tanto merecía el balonmano español. Sí, ese balonmano español que pasó por una crisis aguda de la que aún está empezando a salir; ese balonmano español de los impagos, que aun a día de hoy desgraciadamente son tan frecuentes; ese balonmano español que en la última década ha visto desaparecer a la mayoría de los clubes más importantes que conformaron la que fue la liga de las estrellas; ese balonmano español que cuenta por decenas y decenas los emigrantes forzosos que han tenido que abandonar su país para ganarse la vida. Sí, ese balonmano español que tiene que sobrevivir con escasos apoyos económicos y mediáticos, teniendo que ver cómo muchos de sus equipos tiene que convivir en sus ciudades con equipos de fútbol 2ª División ‘B’ o incluso Tercera con mayor apoyo económico.
El oro que se ha conseguido en Croacia es fruto de la constancia, del trabajo contra viento y marea, en definitiva de no rendirse jamás. Al balonmano español, en los últimos años, se le zarandeó, se le golpeó una y otra vez pero nadie puede con él.
Así, por muy mal que pintase el horizonte, nuestro balonmano siguió creyendo en su victoria final y para ello hizo de su riqueza táctica su bandera. Con sus inigualables entrenadores se decidieron a seguir formando jugadores, jugadores con mayúsculas que, a pesar de no tener el físico de otros países, a base de técnica e inteligencia sacaron adelante un deporte que jamás se rindió y jamás se rendirá.
En los últimos años, y aún hoy en día, sigue siendo así, el balonmano español sobrevive a base de estructuras amateurs que algún día no serán suficientes para competir a este nivel pero todavía valen para mantenerse en la élite gracias al incansable trabajo de los verdaderos valedores de este estilo de juego, aquellos que en la mayoría de las ocasiones están alejados de los focos.
Los triunfos del balonmano español jamás han cesado. Ni en categorías de formación ni en la categoría absoluta que nos acaba de dar una de las mayores alegrías de la historia de nuestro deporte. De hecho, a este título europeo hay que sumarle el Mundial conseguido en verano por la selección júnior y la plata lograda por los juveniles en su Mundial.
Y mientras estos éxitos no dejan de llegar, el balonmano, en España, sigue sufriendo para seguir adelante. La mayoría de los equipos de la Liga Loterías ASOBAL no pueden competir económicamente ni con los equipos de la segunda división francesa. Ni tampoco con clubes de países que jamás os podríais imaginar.
Por eso, lo único que nos queda es estar eternamente agradecido a quiénes han sacado adelante nuestro deporte y confiar en que recojan el guante quienes tiene en su mano sacar a flote a un deporte que tantos éxitos le ha dado a este país.
Gracias a todos aquellos que habéis aportado vuestro grano de arena para que en un día como hoy podamos sacar pecho de nuestro deporte, podamos sacar pecho de unos ‘Hispanos’ que consiguen que al menos por un día, el balonmano sea en este país ese deporte que tanto nos gustaría que fuera. Gracias por no rendiros, gracias por entender que la rendición no era ni es una alternativa.
Edu Agulló | @Eduagullo
FOTO | EHF