En el mundo del balonmano se suele decir que los ataques ganan partidos y las defensas campeonatos. Frase muy acertada que se puede aplicar al PSG Handball, el equipo más desilusionante de la pasada temporada.

Con jugadores como Igor Vori, Daniel Narcisse, Mikkel Hansen, Marko Kopljar, Gábor Császár o Antonio García, el PSG era señalado por todo el mundo como uno de los equipos más fuertes del viejo continente. Se daba por hecho que revalidarían el título liguero en la LNH y que estarían muy cerca de la Final4 de la EHF Champions League. Pero como todos sabemos las cosas se torcieron desde el primer mes y los parisinos estuvieron muy lejos del nivel al que se le esperaba.

A nivel de confianza el PSG no parecía un equipo formado por estrellas consagradas. Cuando un partido se le torcía no tenía margen de respuesta, los jugadores no disfrutaban sobre la pista y eso se traducía en resultados desilusionantes. Solo en contadas ocasiones, como en los cuartos de final de la EHF Champions League, se vio a un PSG Handball cercano al nivel que se podía esperar de una plantilla como la que gestionaba Philippe Gardent.

El principal problema de aquel equipo residía en la defensa. Gardent no dio con la tecla en toda la temporada. No fue capaz de rellenar el hueco del insustituible Didier Dinart. Los cambios eran continuos, no había estabilidad y eso se reflejaba en sus malos números.

Unos meses después de que finalizase una temporada en la que la Coupe de France fue el único título que les pudo quitar el mal sabor de boca de la desastrosa temporada, el PSG ha dado un salto de calidad enorme basándose en una defensa que se va asentando con el paso de los partidos y que ha devuelto la confianza en si mismo a sus jugadores.

Al ver al PSG esta temporada uno se da cuenta de que muchas cosas han cambiado. A nivel de plantilla solo tres cambios, llegaron Thierry Omeyer, William Accambray y Xavier Barachet (apenas ha jugado por lesión) pero la cara que está ofreciendo el conjunto parisino es totalmente distinta. Los números de este comienzo de temporada así lo indican.

A lo largo de la pasada temporada el PSG Handball encajó muchos goles, demasiado para luchar por los títulos más importantes. En la LNH solo 5 equipos encajaron más tantos que los parisinos y de media recibió 28 por partido. Por su parte, en la Champions League recibió una media de 29 goles, dato que poco tiene que ver con el de este temporada, en la que tras tres jornadas ha encajado 23 por encuentro (22 ante Zagreb Metalurg y 25 ante Naturhouse La Rioja).

Tras poco más de un mes de competición, en el que el PSG Handball ya levantó un título, el Trophée des Champions, ha encajado menos de 25 goles en 4 partidos. Dato a tener en cuenta al compararlo con toda la pasada temporada, en la que consiguió mantener su portería por debajo de los 25 tantos en solo 8 encuentros. Además no fue capaz de encajar menos de 20 goles en ningún partido y en la presente campaña ya lo ha logrado, recibió tan solo 19 goles en la victoria de la tercera jornada ante el Cesson Rennes.


La explicación ha esta gran evolución del PSG reside en varios factores pero el más importante es uno y tiene nombre propio, Thierry Omeyer. El portero galo, que venía de realizar dos temporadas discretas con Kiel Montpellier, llegó al PSG creando mucha ilusión y no ha defraudado desde el primer partido en el que se puso bajo los palos. Probablemente ya no sea aquel portero que pasará a la historia del balonmano como uno de los más grandes, pero sí que se está volviendo a ver a Omeyer brillando a un nivel muy alto, el necesario para que PSG Handball pueda luchar por cualquier título.

Las buenas actuaciones del polémico portero francés, guardameta con mejor porcentaje de la LNH hasta la fecha (39%), han permitido a Gardent trabajar la defensa con mayor tranquilidad y parece que esta vez sí ha dado en la tecla gracias entre otros a su hombre de garantías, Zacharia N’Diaye.

N’Diaye, defensor central de 30 años, es un hombre que conoce muy bien Philippe Gardent. Ambos coincidieron en el Chambéry Savoie durante más de 6 temporadas y se conocen a la perfección. Gardent esperaba que Zacharia N’Diaye fuera importante en el sistema defensivo parisino pero no pudo contar con él en las dos anteriores temporadas, ya que una rotura del tendón rotuliano le dejó en blanco en la temporada 2012-2013 y en la 2013-2014.

El fuerte defensor francés se ha asentado en el centro del 6:0 parisino y está rallando a un gran nivel junto a Marko Kopljar y a William Accambray. Sobre todo es con este último con el que el PSG está alcanzado su mejor nivel defensivo. Philippe Gardent apenas está echando de menos a un especialista defensivo como Jakob Gojun, que la pasada temporada no estuvo al nivel que se les esperaba, sus carencias como defensor central de un 6:0 le lastraron a él y a todo el equipo durante gran parte de la temporada.

La mejorada versión del PSG en este comienzo de temporada es el mayor ejemplo de la simbiosis que debe existir entre defensa y portería. Los unos hacen mejor a los otros y los otros a los unos. Sus buenas actuaciones están llenando de confianza a unos jugadores que si son capaces de brilar a un nivel alto en cuanto a juego colectivo serán un rival muy a tener en cuenta en el camino hacia la Final4 de Köln.

Edu Agulló | @EduAgullo