Víctor García ‘Pillo’ | @VictorG_Pillo
Hay que reconocer que fueron superiores, estuvieron mejor en todas las facetas del juego, sobre todo en el primer tiempo, en el que el ataque de nuestro equipo fue una sucesión de errores de lanzamiento, incluso a veces en situaciones claras de 1 contra portero. Landin “acogotó” a nuestros lanzadores facilitando el despegue de su equipo, 10 paradas de 19 lanzamientos con un estratosférico porcentaje del 53% .
A partir de ahí ya todo fue remar contra corriente, jugando al límite cada acción como si no hubiera un mañana. Y al igual que el día de Noruega, después de un mal inicio, jugando a “la heroica” conseguimos engancharnos momentáneamente en el marcador. Realmente en el momento en el que este equipo entra en “éxtasis existencial” es cuando desarrolla su juego más efectivo, no el mejor, pero si el más eficaz. La reacción hispana permitió endosar un 4-1 de parcial que permitió remontar un 6-10 que figuraba en el marcador al minuto 17 para convertirlo en 11-10 en el minuto 25. Una pena que en estos últimos 5’, como consecuencia de precipitación y ataques cortos y deslavazados que acabaron en una sucesión de errores de lanzamiento y alguna perdida de balón, se le diera la opción a los nórdicos para devolvernos ese parcial y llegar al descanso 10-15.
En mi opinión el mal juego de ataque de esos 5’ fue la clave del partido. Una vez hecho lo más difícil, remontar 4 goles y meter la presión del marcador a Dinamarca, que ya no estaba tan cómoda, volvimos al juego errático de ataque.
En el segundo tiempo seguíamos teniendo muchos problemas en ataque posicional, sin madurar las acciones y sin darle anchura al juego para conseguir abrir espacios en la, por momentos, excesivamente dura zona central. Esto provocó que fuera difícil conectar con el pivote (buena noticia la aportación del novato Abel Serdio). Lo que sí es cierto es que nuestro juego se hizo mucho mas directo con acciones casi a la desesperada que, junto a una sensacional actuación de Pérez de Vargas (10 paradas en este segundo tiempo), poco a poco nos fueron metiendo de nuevo en el partido, culminando con un nuevo parcial de 4-0 que apretó el marcador 19-20. Mantuvimos el tipo durante varios minutos, pero un nuevo apagón provocado por alguna perdida de balón y alguna falta técnica, nos volvieron a colocar 4 goles abajo.
El espíritu peleón e indomable de este equipo volvió a resurgir y ya en una situación física al limite (el partido de cuartos se hizo notar en estos momentos finales) se mantuvo en el partido con desventajas mínimas que daban pie para soñar otro final como el de Noruega. Un 7 metros parado por Landin a falta de 1 minuto nos devolvió a la realidad.
Realidad que refleja la justa victoria danesa, que nuestra defensa fue aceptable, diría que incluso por momentos fue notable, pero nuestro ataque errático y con muy malas tomas de decisión y sobre todo de ejecución de lanzamientos fue deficiente, inferior a la defensa danesa.
Esta derrota duele porque este equipo nos tiene mal acostumbrados transmitiendo la sensación de que, por habitual, ganar es fácil. Y esto no es así. Llegar una y otra vez a la elite de cada competición es muy difícil, no es lo habitual, está al alcance de muy pocos; y España no suele fallar.
¡¡¡El domingo nos volvemos a jugar el bronce de un campeonato del mundo!!! Sea cual sea el resultado creo que el balance del torneo, una vez más, no puede ser más que positivo.