Tras el quinto puesto conseguido en el Mundial de Francia 2017 (eliminados en cuartos de final ante Croacia) ya está aquí el segundo gran torneo para los ‘Hispanos’ de Jordi Ribera.
España llega con la ambición de volver a luchar por las medallas (sería la cuarta presencia consecutiva en semifinales) pero con los pies en el suelo, consciente de la dificultad que entraña estar entre los cuatro mejores equipos del torneo. La selección nacional tiene plantilla y recursos para pelear con cualquier selección del mundo pero el hecho de haber alcanzado las semifinales de todo gran torneo permanentemente durante más de media década no garantiza absolutamente nada. El entorno debe interiorizar que quedarse fuera de las semifinales no implica necesariamente un fracaso.
Así, los ‘Hispanos’ se plantan en este Europeo con una selección muy completa, con el talento que caracteriza a nuestro balonmano y con una portería que nada tiene que envidiar a las de sus rivales. En cambio, España sigue con las mismas limitaciones de los últimos torneos, incluso puede que sigan agudizándose. En un balonmano cuya tendencia le lleva cada día a ser más rápido y más físico la selección de Jordi Ribera no destaca precisamente por el físico de sus jugadores, primer problema, aunque salvable por la riqueza técnica y táctica de los jugadores. Lo más preocupante sigue siendo el lanzamiento exterior, que lejos de encontrar solución se va debilitando con el paso de los años.
En la ausencia del lanzamiento exterior reside la mayor y más preocupante debilidad de la selección española. Con toda seguridad los rivales de España se cerrarán atrás para minimizar los espacios entre defensores y para conceder las mínimas posibilidades a los grandes pivotes que posee España, con Julen Aginagalade como referencia y con Adriá Figueras como una alternativa completamente distinta, con una movilidad espectacular y con mucha calidad en el lanzamiento. Para que España pueda estar en semifinales, Jordi Ribera debe dar con la tecla que permita que, a pesar de la ausencia de lanzamiento desde más allá de los 9 metros, se consigan abrir espacios en las defensas y que éstas no se conviertan en un muro insalvable. Evitar que las selecciones rivales no puedan salir demasiado al contraataque será una de las claves, pues todo lo que sea defender en posicional será una gran noticia para España, que posee una de las defensas más trabajadas del planeta (el Memorial Domingo Bárcenas deja como tarea pendiente ajustar el 5:1 que había dado buen rendimiento en el duelo amistoso ante Alemania).
En cuanto a la parte ofensiva, la gran noticia para España está en el buen estado de forma de Joan Cañellas. Está claro que ya no es aquel jugador dominante que lideró a España en 2014 y 2015 pero aún así va a seguir siendo determinante, especialmente después de haberlo visto en el Memorial Domingo Bárcenas. Al jugador del HC Vardar se le ve mucho más cómodo en la pista, olvidando los problemas físicos que le lastraron en los dos últimos grandes torneos. Su enorme calidad debe servir de guía para la selección española.
Junto a él también se espera que marque las diferencias el canario Dani Sarmiento (llega tocado por un fuerte golpe en las costillas). El jugador del Saint Raphael, que está brillando en Francia, mostró un gran nivel en los dos primeros partidos del Memorial Domingo Bárcenas y con él sobre la pista llegaron los mejores momentos del ataque español. Como siempre, España también contará con la aportación de Raúl Entrerríos que, aunque ya no está a su máximo nivel, sigue atesorando calidad de sobra que aportar a estos ‘Hispanos’.
Por su parte, en el lateral derecho, también con escaso lanzamiento exterior, Jordi Ribera posee el talento y el desequilibrio de Álex Dujshebaev, que en el pasado Mundial hizo su mejor torneo con la selección española, y a Eduardo Gurbindo, en su mejor momento. El del Kielce es un lateral diferente que si tiene espacios los aprovecha a las mil maravillas, capaz de generar y de liderar a su selección como ocurrió en los cuartos de final del pasado Mundial. Por su parte, Gurbindo es una garantía, aportará en ataque y en defensa sin cometer apenas errores y haciendo mejores a los que tiene a su alrededor (asombrosa la toma de decisión y la inteligencia del navarro).
Completando la primera línea española tenemos la gran apuesta de Jordi Ribera, una apuesta casi obligada, pues Dani Dujshebaev es actualmente el jugador con más futuro para la primera línea española. Este año está creciendo mucho en las filas del Celje, asumiendo responsabilidades y lanzando mucho, algo que necesita esta selección española. A su juventud (viene de ganar el Mundial Júnior este mismo verano) se le presupone una cierta irregularidad y no se le debe exigir ningún tipo de liderazgo. Aun así ya ha hecho buenos partidos con España, especialmente el amistoso contra Alemania. Generó dudas en los dos primeros partidos del Memorial Domingo Bárcenas pero acabó con buenas sensaciones contra Polonia. Otra opción será la de Iosu Goñi, muy asentado en el Aix en Provence, y otro hombre de confianza para Jordi Ribera, que en su capacidad para atacar y defender ve su mayor virtud
Donde no hay ningún tipo de dudas es en los extremos. Ángel Fernández, Valero Rivera, David Balaguer y Ferrán Solé son una garantía. Lo vienen demostrando en los últimos tiempos, por lo que todo lo que sea que lleguen muchos balones a los extremos será una gran noticia para Jordi Ribera.
Para terminar, toca volver a hablar de la defensa española. En los últimos años sin duda ha sido la base sobre la que se han cimentado los éxitos de los ‘Hispanos’. Cuando la defensa española se impone al ataque de su rival, algo que suele ocurrir con cierta frecuencia, las posibilidades de victoria aumentan considerablemente. Ante los problemas en ataque posicional el mejor antídoto es correr, meter goles de contraataque y segunda oleada. Si la defensa y la portería están a su mejor nivel España se convierte en esa selección que puede volver a subirse al podio.
Aún así, también en el aspecto defensivo llegamos con alguna duda, pues debido a la tendencia del balonmano mundial a convertirse en un deporte donde prima la velocidad y donde las transiciones ganan partidos, Jordi Ribera está buscando la manera de reducir los cambios ataque-defensa. Durante el Memorial Domingo Bárcenas ha probado varias alternativas pero la mejor defensa española llega en 6:0 con Viran Morros y Gedeón Guardiola, algo que implica realizar dos cambios. Seguro que durante el Europeo veremos durante más minutos al muro español sobre la pista, eso sí, necesariamente Jordi Ribera, en momentos puntuales, tendrá que echar mano de otras alternativas (la que mejor ha funcionado es con Joan Cañellas en el centro).
Así es la candidatura que presenta Jordi Ribera para asaltar el podio europeo. Pero para conseguirlo se necesitará dar el máximo nivel desde el primer día al último. El sueño de las semifinales no será nada sencillo de cumplir, pues en el camino a semifinales, en el horizonte, se vislumbra a Dinamarca, campeona olímpica, Alemania, campeona de Europa, y Eslovenia, bronce en el Mundial 2017. Tampoco habrá que perder de vista a selecciones como la Hungría de Ljubomir Vranjes o la Macedonia de Raúl González.
El camino empezará el sábado, ante la República Checa, una de las selecciones con menor potencial de todo el torneo. Quizás sea el partido ideal para el arranque. España debe salir acertada desde los primeros minutos para que el partido no se complique demasiado y así poder llenar los bolsillos de confianza de cara a los siguientes partidos, pues en los Europeos todos los partidos son finales.
El trabajo previo ya está hecho y las cartas, sobre la mesa. Solo queda jugar bien la partida para que reto acabe con una medalla al cuello.
Edu Agulló | @Eduagullo
FOTO | RFEBM