17 de agosto de 2016. En Río de Janeiro se jugaban los cuartos de final y en uno de ellos se veían las caras Alemania, que venía de ser campeona de Europa, y Catar, actual subcampeona del mundo. En aquel partido no hubo historia, la selección que dirigía Dagur Sigurdsson arrolló a la selección asiática y accedió a las semifinales merced a un rotundo 34-22.
Menos de media año después los mismo protagonistas se citaron en los octavos de final del Mundial de Francia. Los mismos exactamente no, pues la selección de Valero Rivera se presentó a la cita mundialista con una selección inferior. En las filas de Catar ya no estaba Zarko Markovic, Goran Stojanovic, Borja Fernández, Eldar Memisevic y Marko Bagaric.
Tras una primera fase en la que Catar perdió ante Egipto, Suecia y Dinamarca los octavos de final llegaban rodeados de cierto pesimismo para los subcampeones en el anterior Campeonato del Mundo. Alemania llegó a Francia con opciones para todo, tras ganar el Europeo de Polonia y tras colgarse la medalla de bronce en Río de Janeiro. El favoritismo era claro para la selección de Dagur Sigurdsson, pero Valero Rivera siempre se guarda un as en la manga. De agosto a enero los cambios en Alemania y Catar sirvieron para abrir más la brecha entre ambas plantillas pero el entrenador español sacó la conclusiones exactas de lo ocurrido en Brasil para darle la vuelta a la situación y así dejar a una de las candidatas al oro fuera de los cuartos de final.
Al entrenador más laureado de la historia nunca se le puede dar por muerto y cuando más difícil lo tenía ha vuelto a hacer historia para Catar, pues por tercer gran torneo consecutivo vuelve a estar entre las 8 mejores del mundo (Mundial 2015, Juegos 2016 y Mundial 2017).
Las plantillas de Catar y Alemania no dan margen a la comparación. Ya le gustaría poder contar a Valero Rivera con muchos de los alemanes que se han quedado fuera de la convocatoria germana. Sin duda muchos tendrían hueco y papel protagonista en una selección catarí que al margen de Danijel Saric, Youssef Benali, Bertrand Roine y Rafael Capote tiene jugadores de segunda fila. De hecho, salvo Saric y Roine el resto de los jugadores de su plantilla carecían de experiencia al más alto nivel antes del Mundial de Qatar 2015.
Hoy he tenido la suerte de ver el partido a pie de pista y desde los primeros compases del encuentro, a pesar de que Alemania llegó a ponerse 6-2, me impresionó la decisión con la que jugaban los jugadores cataríes. Especialmente en defensa, donde se cimentó la victoria catarí, los gestos y las voces evidenciaban la confianza ciega que tienen en el plan trazado por Valero Rivera.
Esta confianza con la que juegan los jugadores de Catar y la sapiencia balonmanística del técnico español hacen de una selección con una plantilla de segundo nivel un equipo capaz de derrotar a cualquiera que se le ponga por delante. Los resultados y lo mucho que han crecido todos los jugadores de la mano de Valero son los principales motivos para alcanzar estas dosis de confianza en su juego.
En estos más de 3 años que Valero Rivera lleva al cago de la selección de Catar todos los jugadores han mejorado una barbaridad. Ver hoy a Kamalaldin Mallash cómo encaraba desde el lateral izquierdo a Julius Kühn (20 kg más pesado) con la total confianza de que le iba a hacer daño es el claro ejemplo de lo que ha conseguido sacar el entrenador aragonés de estos jugadores que muy pocos conocían antes de enero de 2015.
Y con todo esto seguimos leyendo que lo de Catar no tiene mérito. Que cuenta con jugadores de otros países y que eso no tiene valor. Pero vuelvo a dar un consejo: olvídense de este hecho y disfruten del deporte, disfruten de las hazañas de uno de los mejores entrenadores de la historia. Pues hace falta ser alguien único para ser capaz de ganarle a Alemania con protagonismo en pista para Mustafa Alsaltialkrad, Abdulrazzaq Murad o Wajdi Sinen.
Edu Agulló | @Eduagullo