Tras varios torneos decepcionantes, especialmente el Mundial de Qatar, donde finalizó en 19ª posición, Rusia decidió dar un giro en su trayectoria y apostó por Dmitri Torgovanov como nuevo entrenador.
Plantilla para hacerlo mucho mejor está claro que tenía, lo que faltaba era un estilo de juego que sea adaptará al balonmano moderno. Quizás en este sentido la apuesta por Torgovanov puede resultar un acierto, pues el Saint Petersburg HC es un equipo que practica un buen balonmano.
A priori el objetivo de esta Rusia será luchar con Hungría por el segundo puesto de grupo y está claro que por jugadores puede conseguirlo. En una plantilla donde están hombres como Timur Dibirov, Dmitry Zhitnikov, Konstantin Igropulo, Sergei Gorbok, Pavel Atman o Daniil Shishkarev pelear por mucho más de lo que ha hecho en los últimos torneos debería ser una obligación.
Dejada atrás la etapa de Oleg Kuleshov, donde los resultados han sido más bien malos, esta nueva Rusia no ha conseguido los mejores resultados en la fase de clasificación (a Hungría no le ganó ningún partido) pero podría llegar bien al Europeo. Sus jugadores llegan a la cita en buen momento, haciendo buenos partidos con sus equipos en la Champions League, y sí que es cierto que el juego colectivo ha ido mejorando poco a poco.
Más allá de lo que hemos visto en los últimos torneos, donde poco cambiaba de uno para otro, durante esta fase de clasificación hemos visto cómo han ido entrando en juego jugadores como el lateral izquierdo Eldar Nasyrov o el pivote Valentin Buzkamov.
Si el juego colectivo funciona y Torgovanov da con la tecla serán un rival tremendamente incómodo. Es lógico que sea así cuando tienes un lateral tan completo y con tantas facultades ofensivas como Gorbok; cuando tienes a dos primeras líneas tan desequilibrantes y con tantos recurosos como Atman y Zhitnikov; cuando tienes un extremo con tantas virtudes como Timur Dibirov, capaz de hacer goles sin apenas espacio, capaz de defender a las mil maravillas tanto de exterior como de avanzado y capaz de crear superioridades con su visión y su velocidad en las segundas oleadas, y es lógico cuando tienes a un lateral derecho de la calidad de Igropulo, que sigue estando capacitado para marcar diferencias.
Quizás el talón de aquiles de Rusia, además de los déficits de juego colectivo ofensivo (guardamos la esperanza de que estén bastante solventados) está en la defensa, que no termina de asentarse y no se encuentra relevo para jugadores veternados como Evdokimov. También en la portería reside otra de las carencias de la selección rusa. En ella estará principalmente Vadim Bogdanov, que está capacitado para hacer buenos partidos. El jugador del Azoty Pulawi o se acerca ni de lejos al nivel de un Lavrov que era pieza clave de aquella Rusia que dominaba en el balonmano mundial.
Sería una gran noticia para el balonmano mundial ver a una Rusia recuperada, con un juego colectivo que se adpata al juego del siglo XXI y no solo por volver a ver destacar a una potencia histórica como Rusia si no porque de no ser así no podremos disfrutar cómo se merece a los jugadores de tanta calidad que tiene en su plantilla.
Edu Agulló | @Eduagullo