Como el jamón de pata negra, los entrenadores españoles se han convertido en objeto de deseo para cualquiera que tenga buen gusto y deseos de triunfar. Los Talant Dujshebaev, Antonio Carlos Ortega, Juan Carlos Pastor, Manolo Cadenas, Raúl González, Valero Rivera, Ambros Martín y un largo etcétera del que no me gustaría olvidarme han hecho de este producto español un bien muy codiciado. Estos prestigiosos entrenadores que se han visto obligados a emigrar demuestran que España, en los banquillos de balonmano, es una referencia mundial. A la vista están los continuos éxitos que acaparan año tras año.

En esta colección de exitosos entrenadores hay uno, a la altura de los más grandes de nuestros banquillos, al que tenemos la gran suerte de disfrutar desde muy cerca. Él no es otro que Jorge Dueñas, un técnico que ha puesto patas arriba el balonmano femenino español en tan solo 7 años para conseguir auparlo a donde pocos creyeron que llegaría algún día.

Este entrenador bilbaíno, que antes de coger las riendas de la selección española femenina había logrado dos ascensos con el Arrate (uno de ellos a la Liga Asobal), llegó unos meses antes del Mundial de Francia 2007 y tardó poco más de un año en conseguir el mayor éxito para nuestro balonmano femenino.

Antes del desembarco de Jorge Dueñas en el banquillo de las ahora conocidas como Guerreras, la selección absoluta femenina jamás había alcanzado las semifinales de un gran torneo. Su mejor participación en un Mundial había sido el quinto puesto logrado en Croacia 2003. Además, en un Europeo su mejor resultado había sido el octavo de Hungría 2004 y solo había participado en dos Juegos Olímpicos, cuajando su mejor actuación en Atenas 2004 (6ª).

Aquellos resultados cosechados entre los años 2003 y 2004 parecían el techo del balonmano femenino en España, pero la llegada de Jorge Dueñas supuso un giro de 180 grados que cambió por completo el panorama de una selección que veía lejano el sueño de conseguir una medalla olímpica. Ahora, 7 años después, España ya es considerada como una gran potencia mundial y su alegre juego levanta pasiones.

El técnico bilbaíno, al que solo basta con escucharle en un tiempo muerto para darse cuenta de su enorme capacidad para leer los partidos, les hizo creer a las jugadoras que se podía pelear contra cualquiera y, así, en tan solo un año se consiguió asaltar el podio europeo, alcanzando la final en el Europeo de Macedonia 2008.

Un año más tarde llegó la cita mundialista y España volvió a alcanzar unas semifinales soñadas. En aquella ocasión las ‘Guerreras’ de Jorge Dueñas no fueron capaces de colgarse una medalla pero volvieron a dejar claro que habían llegado a la elite del balonmano mundial para quedarse. Francia las apartó de la final y Noruega les dejó sin metal.

Aquello solo fue un aviso y dos años más tarde se consiguió lo que parecía impensable años atrás, subirse al podio de un Mundial. En Brasil, la selección femenina se colgó una medalla de bronce que sabía a oro y que tan solo fue el preludio de lo que se conseguiría en Londres, donde la selección dirigida por Jorge Dueñas se ganó a pulso un puesto en el podio olímpico. Aquella medalla de bronce sirvió para coronar a una selección que ya es historia del balonmano español.

Los siguientes torneos tras los Juegos de Londres no salieron todo lo bien que esperaba Jorge Dueñas. En el Europeo 2012 la selección acabó en 11ª posición y en el Mundial 2013 fue también fue 11ª.

En aquellos campeonatos las ‘Guerreras’ siguieron demostrando que eran una referencia mundial, que su juego deslumbraba a todos y que eran capaces de pelear por el oro en cualquier torneo. Con ellas se seguía viendo un balonmano muy atractivo para el espectador. Las ‘Guerreras’ demostraban partido tras partido su calidad técnica y sus conocimientos tácticos, que en más de una ocasión noquearon a rivales que hace años parecían Goliat. La serenidad y la elocuencia con la Jorge Dueñas transmite sus acertados mensajes a sus jugadores eran culpables del alto nivel al que había llegado la selección española, una selección a la que hasta se le empezaba a exigir acercarse a las medallas en cada Mundial o Europeo.

Tanto en el Europeo 2012 como en el Mundial 2013 se falló el día que menos se lo podía permitir España y las ‘Guerreras’ se fueron a casa con la peor sensación posible. Con la certeza de saber que se trabajó bien, se jugó a un gran nivel pero en el momento preciso no se pudo estar a la altura de las mejores selecciones del planeta. Esa sensación puede llegar a ser frustante y para este Europeo se convirtió en una tarea con la que también debería lidiar Jorge Dueñas.

Contra Rumanía se falló estrepitosamente y los fantasmas volvieron a aparecer. Una segunda parte para el olvido dejó a España al borde del abismo. Una vez más se había fallado cuando no se podía, pero el destino tenía guardado un as en la manga que las ‘Guerreras’ no podían y no querían desaprovechar. Ante Dinamarca se sacaron de encima cualquier miedo al error que pudiera haber y dieron una lección de balonmano.

Todas y cada una de las jugadoras aportaron lo que se les pedía ante Dinamarca y sería injusto destacar a alguna por encima del resto pero el gran vencedor del encuentro fue Jorge Dueños, que una vez más demostró su enorme capacidad para leer los partidos y supo que debían hacer sus jugadoras en cada momento para derrotar a una Dinamarca que llegaba con mucha confianza y que terminó el partido comida por la desesperación de chocar una y otra vez ante unas ‘Guerreras’ que tenía respuesta para todas y cada una de las variaciones tácticas que se produjeron en los 60 minutos de partido.

Ahora, con las semifinales en el horizonte, Jorge Dueñas vuelve a tener delante un nuevo reto que servirá, sin ninguna duda, para dejar claro que el escalón que subió esta selección desde 2008 no fue provisional y el balonmano femenino ha llegado a lo más alto para quedarse y para hacer disfrutar a todos aquellos que se pegan al televisor cada vez que juegan las GUERRERAS.

Edu Agulló | @Eduagullo