Víctor García ‘Pillo’ | @VictorG_Pillo
No voy a caer en el error simplista de culpar al arbitraje de la derrota de Kielce. Pero tengo que decir que no me gustó. Creo que no fue un buen arbitraje que, en mi opinión, culminó con un importante error en la última jugada de la prórroga. Y lo sorprendente es que con Instant Replay incluido.
Dejando al margen esta circunstancia, un equipo que se ha metido en 48 horas, 140’ jugando a balonmano de mas alto nivel, con todo lo que ello conlleva de: esfuerzo muscular, trabajo extenuante de resistencia, contacto tras contacto y golpe tras golpe…. Y además acaba un gol arriba en el marcador, creo que ha hecho suficientes méritos para que se reconozca su victoria.
¡¡¡¡Y ha vuelto a pasar!!!! Ha ganado un equipo que no figuraba entre los favoritos iniciales, que había accedido al Lanxess con una apurada victoria sobre Wisla Plock en la eliminatoria de cuartos, con bajas importantes y jugadores tocados o recuperándose de lesiones relativamente importantes (cicatrices de la dureza de la Bundesliga)…. En definitiva, buen equipo y rival difícil pero no favorito. Sin olvidar que comparecía sin, quizás junto a Kristjansson, el jugador más importante, el lateral derecho islandés Omar Ingi Magnusson.
El inicio de partido alemán fue arrollador. En un visto y no visto se plantó con 4-1 en el marcador a base de buena defensa y ataques rápidos y directos.
Dos cambios con respecto al 7 inicial que Wiegert presentó en el partido de semifinales con el Barça: Portner salió de inicio en portería y Musche en el extremo izquierdo sustituyendo a Mertens.
Poco a poco los polacos, sin perder la calma por el vendaval alemán, fueron asentándose en el partido, limando diferencias con una portentosa actuación de Andreas Wolf (46% en el minuto 16, por tan solo 22% de Portner) y la eficacia de un gran Alex Dujshebaev (6 goles en 1º tiempo). Por Magdeburgo, Damgaard (gran torneo del danés) con 3 goles y Musche con 2 eran los mejores en ataque en esta fase inicial del partido.
Una vez apaciguado el ímpetu inicial de su rival, Barlinek Industria Kielce se hizo dueño del “tempo” del partido, con ventajas cortas, pero mandando en el juego y el marcador.
Para sorpresa de todos, en el minuto 18 entró en la final de manera inesperada y tras “milagrosa” recuperación el sensacional central islandés Gisli Kristjansson, que ayer abandonó en camilla la semifinal, con malos presagios de su lesión, posteriormente confirmados en declaraciones de su entrenador que literalmente la califico de “… importante y de varias semanas de inactividad”. Lo cierto es que con «ayuda divina” o sin ella el bueno de Gisli en dos 1×1 primorosos, debutó con 2 goles marca de la casa para llegar al descanso con un 13-15 en contra.
Al igual que en el partido contra el Barça, Magdeburgo salió del vestuario con un importante subidón de contundencia e intensidad defensiva. La pelea del mayor de los Dujshebaev con el muro alemán formado por Chrapkowski y Saugstrup e incluso O’ Sullivan, fue de epopeya, confirmando que en mi opinión Alex D. es el mejor jugador del mundo en ataque entre líneas y en contacto con el defensor. Saca petróleo de cada una de las “bofetadas” que recibe cuando entra en la zona roja defensiva. Cierto es que, al igual que en la semifinal, el arbitraje estuvo demasiado condescendiente con las intervenciones defensivas de Chrapkowski y O’ Sullivan. Eso sí manteniendo mismo criterio en las áreas con Tomasz Gebala, Sánchez Migallón (cómo sufrió para tratar de controlar a Kristjansson) y Karalek.
Kielce seguía disfrutando de cortas ventajas 19-22 en 45’ y a partir de aquí se produce una reacción de los alemanes endosando un parcial de 3-0, empatando el partido a 22 goles.
Igualdad hasta que en el minuto 58’42” finalmente con poca trascendencia pero que pudo ser decisiva: los alemanes realizan un cambio antirreglamentario al entrar O’Sullivan en el campo sin que Kai Smits lo hubiera abandonado: tercera exclusión y, por lo tanto, tarjeta roja para el noruego.
Finalmente, Damgaard consigue el gol que empata el partido y lo lleva a la prórroga, que discurre por los mismos derroteros, pero con una pequeña ventaja psicológica y de marcador para los pupilos de Wiegert, que a la postre rematan la final, como no, con un último gol de Kristjansson, MVP del torneo (que sin duda debe compartir con el “gurú” que milagrosamente lo recuperó de su “grave” lesión en 24 horas) y la ya comentada acción final de Alex Dujshebaev y Bezjak.
21 años después, Magdeburgo repite título.
Partido intranscendente y sin tensión.
En la final de consolación que disputaron FC Barcelona y Paris Saint-Germain, no hubo color. Y si me apuran, casi no hubo partido.
La “incomparecencia” del PSG nos privó de una contienda a priori superatractiva, con 2 de los mejores equipos del mundo que, perfectamente, podía haber sido la final.
Bien es cierto que este tipo de partidos son difíciles de jugar después de la tremenda decepción sufrida el día anterior, pero en ningún caso puede justificarse afrontarlos con desidia y dejadez.
El Barça, en una actitud que honra tanto a sus jugadores como a su entrenador, salió a jugar de manera decidida y con ambición, trató de imponer un ritmo frenético, que inicialmente aceptaban los galos. Esta circunstancia produjo un intercambio de golpes con igualdad en el marcador: 6-6 en el minuto 8.
A partir de ahí una serie de buenas defensas y las paradas de Pérez de Vargas (sus 11 paradas de 24 lanzamientos con 45,83%, en 1T y 40,38% final, dejando claro que “lo de semifinal” había sido un espejismo) dio lugar a un parcial de 8-0 que sentenció el partido y le quitó al PSG las pocas ganas que tenía de pelearlo.
El segundo tiempo fue un poco más entretenido, por un cambio de actitud de los parisinos, que viendo que la diferencia empezaba a ser importante (28-18 en el 37’) reaccionaron ligeramente y se acercaron en el marcador. Cierto es que sin llegar a diferencias que pusieran en peligro la victoria azulgrana.
Al final, victoria 37-31 que, sin paliar totalmente la decepción de ayer, sirve para recobrar ciertas sensaciones y de bálsamo para minorar el dolor de la cruel derrota.
Y, además, el golito de Martí Soler y los 3 chicharros de Pol Valera, debutantes ambos en estas lides, dando inicio, a la que esperamos extensa participación en futuras Final4.