Víctor García ‘Pillo’ | @VictorG_Pillo
Sin quitar ni un ápice de mérito a la merecida victoria del SC Magdeburg, como ya viene siendo habitual en el guión del Lanxess, el ganador lo es por haber hecho una mejor lectura de los momentos decisivos y, sobre todo, por su mayor eficacia en los momentos claves.
SC Magdeburg es un equipo sobrio y eficaz como pocos, sin apenas pérdidas de balón y errores no forzados, no tiene un juego espectacular, más bien al contrario, hacen de la simpleza virtud. Son ejemplo de cómo, con una buena defensa, a través de la sencillez, se obtiene rendimiento máximo.
Que no se me entienda mal, yo no estoy diciendo que Magdeburg sea un mal equipo o tenga malos jugadores, más bien al contrario, su trayectoria en los últimos años muestran que son un gran EQUIPO. Sin estridencias, casi de puntillas, se ha llevada la Bundesliga 21/22, las dos últimas SuperGlobe y el subcampeonato de liga y copa alemanas de la última temporada.
Bennet Wiegert es el gran culpable de este éxito, ha dotado al equipo de un modelo de juego que, sin perder las virtudes del juego alemán, es idóneo para la tipología de jugadores que dirige.
Una muy buena defensa/portería (ayer ratificó sus números de mejor portería en paradas de 7m en fase de grupos y eliminatorias), una velocidad endiablada en su juego de transición, y un ataque posicional, sencillo y casi con un objetivo exclusivo: habilitar espacio para que cualquiera de sus jugadores encaren al defensor con un letal 1X1 que si no tiene éxito les permite dar continuidad hacia su pivote.
Y otra cuestión que para mi fue decisiva, la forma en la que encararon la prórroga los alemanes. Haciendo valer su condición de locales, subieron un punto su nivel de agresividad defensiva y ofensiva, jugando cada acción como si no hubiera mañana. A veces con la aquiescencia de la pareja arbitral.
El partido siguió el guion habitual en este escenario. Mucha igualdad, tensión y juego a ráfagas con poca consistencia y más pasión que calidad. En esta tesitura suele suceder que el partido se convierta en una ruleta rusa de final impredecible.
Superioridad del Barça en el 1º tiempo
Los dos entrenadores empezaron el partido poniendo en pista a sus jugadores más previsibles. Quizás la única novedad reseñable se produjo en la portería del FC Barcelona. Todos esperábamos a Pérez de Vargas como titular y Ortega optó por salir de inicio con Emil Nielsen. Y no le salió mal la jugada ya que el danés cuajo un notable primer tiempo, con un total de 8 paradas de 23 lanzamientos (35%).
El Barça, utilizaba solo un cambio defensa-ataque: un enorme Thiagus Petrus entraba por Aleix Gómez de forma que Cindric se ubicaba como ultimo defensor y era el encargado de subir el contraataque en 2ª oleada.
Los teutones también con su ya clásico doble cambio: Chrapkowski y Bezjak entraban en defensa por Damgaard y Mertens. Saugstrup y Chrapkowski ocupaban la dura zona central defensiva, mientras que Bezjak y Smits defendían en los segundos. Al igual que el Barça, Kristjansson replegaba a la zona exterior cercana al banquillo con el mismo cometido que Cindric: la subida de balón.
Ambos equipos utilizaron el sistema defensivo 6:0, aunque lo cierto es que en su ejecución fue muy diferente: la de Magdeburg dura, cerrada y compacta, contundente en los contactos (a veces en exceso), con apoyo en la permisividad arbitral (sobre todo en la prórroga); y la española más dinámica y anticipativa y, sobre todo, con muchas ayudas tratando de cerrar espacios para no facilitar los reiterados uno contra uno de la primera línea rival.
La única variante defensiva que se utilizó en esa primera mitad la hizo Ortega cambiando a 5:1 en situaciones de inferioridad alemana.
El juego del Barca en los primeros 30` fue bastante bueno, mejor que el de Magdeburg. Quizás no se vio reflejado en el marcador, entre otras cosas, por una reiteración de rebotes que beneficiaron de manera recalcitrante al ataque alemán, otorgándole una segunda opción de finalización en un mismo ataque. Al margen de la suerte, que suele ser importante en este tipo de acciones, en esa faceta no estuvo fina la defensa culé.
En ataque más recursos blaugranas con un juego combinativo y de continuidad mucho más versátil que la reiteración de 1×1 que, casi en exclusiva, utilizaba el ataque alemán. Una acción previa de cruce, permuta o desdoblamiento, finalizaba irremisiblemente con un brutal 1×1 de Kristjansson, Damgaard o Smits.
La ventaja, aunque mínima, era del Barca.
Y entonces entró Makuc.
Cual microondas revolucionó el ataque del Barca haciéndose indescifrable para la defensa rival, dándoles de su propia medicina, sus acciones de 1×1 acaban reiteradamente en gol o 7 metros más sanción disciplinaria.
Solo las acciones individuales de Damgaard en ataque (6 goles en 1T, 8 en todo el partido) y la mejoría con Portner en porteria (27% en el primer tiempo por 14% de Jensen) mantenían a su equipo en el partido.
2º tiempo: Bajón en portería, atasco en ataque, contraataque y Smits
A la vista de los fantásticos minutos de Makuc en el 1 tiempo, con cierta lógica Ortega lo mantuvo en pista, pero ahora el resultado ya no fue el mismo.
La defensa teutona salió con la lección aprendida y Makuc entró en una espiral de juego individualizado que ya no era suficiente para conseguir acciones positivas, todo lo más, golpe franco. No tuvo la clarividencia de una vez fijados uno, e incluso a veces dos defensores, darle continuidad hacia zonas laterales en las sin duda habría mejores opciones de finalización. O incluso dejársela caer al pivote una vez hubiera servido para ganar la posición en esa zona.
Algunas contras alemanas pusieron el partido a su favor.
Tampoco fue solución el cambio en la portería. Perez de Vargas entró por Nielsen inedito en esta segunda parte. El toledano no mejoró mucho a su compañero (acabó con un irreconocible 15%)
Todo esto provocó un parcial de 8-3 (17-20 a 25-23) y lo que es más importante un cambio en el timing del partido. La igualdad ya no abandonó el partido y el empate final con suspense, y ficticia polémica arbitral incluida (creo que sin fundamento porque la acción de Damgaarg fue perfectamente legal) llegamos a la prorroga.
No cambió la dinámica, la igualdad como norma. Un toma y daca permanente ya con la gasolina y los golpes de los jugadores haciéndose notar. En esta fase irrumpe como protagonista el central esloveno Bezjak, hasta ese momento dedicado casi en exclusiva a tareas defensiva, sus 3 goles en la prórroga (4 en total) fueron un bálsamo para su equipo.
Nuevo empate y a jugársela a cara o cruz.
Desgraciadamente esta vez salió cruz.
Nadie debe rasgarse las vestiduras, estos partidos suelen acabar así, el Barca ha hecho una temporada fantástica, de mucho merito, y ha peleado en Colonia como siempre.
El Lanxess Arena aplica sin piedad el aforismo juridico “dura lex sed servada”